domingo, 26 de mayo de 2013

Tapia de Viñuelas y dehesa boyal de San Sebastián

Para hoy necesitábamos una ruta corta, pero nada de carril, que en lo que llevamos de año, casi la mitad de nuestras salidas han consistido en rodar siguiendo la alfombra roja y, claro, Pako con la flaca todavía tiene un pase, pero nuestras ruedas gordas se están aburguesando y eso no puede ser, hay que sacarlas a su entorno natural.

Lo de la brevedad venía dado porque en este fin de semana, uno el sábado y otro el mismo domingo, dos de los miembros del grupo acumulaban un año más experiencia y los ineludibles compromisos nos obligaban a no alargar en exceso la salida.

Un susgus para el que adivine quién es el mayor
Así que nos venimos a Tres Cantos, a dar una vuelta por los senderines que rodean la tapia del Soto de Viñuelas (eso sí, a toda leche y... alguna caída nos costó). Aquí coincidimos con un grupito de dos tías y un tío, que no veas cómo tiraban las condenadas. En la urbanización Ciudalcampo reagrupamos y, hablando de esto y de aquello, resulta que ¡habían estado la semana anterior en El Soplao!, así que Pakito ya tuvo tema de conversación hasta que nos abandonaron en la siguiente urbanización.

Como íbamos con tiempo de sobra, decidimos darnos una vuelta por la dehesa boyal de San Sebastián; un lujo de paraje para caminantes, corredores y ciclistas de los alrededores. Y al final, como seguíamos dando pedales como posesos, hasta nos pudimos tomar una buena cerveza (rebajada, que había que volver a casa).

Y el track:

domingo, 12 de mayo de 2013

Regreso a Casa Eulogio

Habíamos quedado a las 8:00 (Míguel, Jesus y Puchi) pero ciertas necesidades imperiosas de esas que sobrevienen a primera hora después del café nos retrasaron 15 minutos. Sin Pako (preparando El Soplao en Béjar, y nos consta que no a base de reposo) y sin Javi, teníamos tiempo de sobra para llegar a la cita con Rubén en la Protección Civil de Rivas.
Temiendo un gran charco en el paso habitual de la M50 decidimos cruzarla un poco más arriba pero no nos salió bien la jugada y tuvimos que volver sobre nuestros pasos para cruzar la autopista y las vías del AVE por el Camino del Congosto.
Una vez orientados, llevábamos un buen ritmo (ya se encargaba Jesus de que no decayera) por el Camino de Salmedina, sólo interrumpido por el cruce de los charcos radiactivos.

Ya con Rubén en el grupo nos dirigimos hacia Casa Eulogio donde nuevos carteles disuasorios nos hacen pensar si pasar o no... hasta que vemos a unos bikers que bajan y otros que se cuelan con toda naturalidad, por lo que nuestras dudas se disipan y ¡hala, t'os p'arriba!.
Superada la tachuela buscamos la bajada trialera del escalón, inclinada y técnica al principio, pero que una vez pasado el obstáculo, se convierte en un sendero rápido y divertido. ¡Lástima que dure sólo un suspiro!
Tras llegar a la pista principal, giramos a la derecha, hacia el desprendimiento. Por aquí coincidimos con muchos corredores y grandes grupos de bikers. Alcanzamos la rotonda de la Warner rápidamente y, en vez de subir La Marañosa por el carril, lo hacemos por uno de los muchos caminos del pinar, aunque para acceder hay que hacer un poco el cabra.
Regresamos por el Camino de la Aldehuela hasta cruzar el río Manzanares, donde nos despedimos de Rubén, y volvemos sobre nuestras primeras pedaladas, todo ya cuesta arriba hasta Vicálvaro.

Más fotos y el track: