Aquí estamos de nuevo. Este año, entre unas cosas y otras, tenemos poca continuidad en las salidas. Lástima. Lo cierto es que cada vez que retomamos la actividad lo ideal sería hacer algo suave, relajado y rodador, por aquéllo de (volver a) coger la forma. Pero con este plan, nos pasaríamos la vida sin salir del carril, y eso no pué ser. La gracia del mtb es, precisamente, combinar montaña y bicicleta, que es donde está realmente la diversión.
Llevados por esas ganas de pasarlo bien, hemos planteado una ruta (demasiado) ambiciosa. La idea era subir al Mirador de Las Canchas, en La Barranca, partiendo desde Becerril. Peeero...
Salimos de Becerril (los dos jesuses junto con Ramón) en busca de la Vereda de las Cabezas, que faldea el cerro del mismo nombre. Llegamos a la carretera y la remontamos hasta la presa del Embalse de Navacerrada, que está que se sale (literalmente). Lo bordeamos por la derecha hacia el norte, cruzamos la M607 y comenzamos la subida hacia en interior del valle de La Barranca.
Por aquí el porcentaje es llevadero (en torno al 6%) pero Ramón no va bien. En el aparcamiento decidimos darnos la vuelta porque lo duro de esta subida está por llegar. Ahora toca improvisar, aunque en esta parte de la sierra es fácil. Primero tomamos la hoy totalmente anegada trialera de Los Almorchones. Aquí Puchi se marca una salida por orejas al ser abducido en una zona de arenas movedizas. No problemo.
Luego cruzamos de nuevo la M607, bajamos la recientemente descubierta senda por la cara norte del Alto del Hilo y después de cruzar la carretera (¿otra veeez?) enfilamos hacia la urbanización Vista Real para hacer el tramo del Camino de Santiago que discurre por el GR10.
Antes de llegar a Mataelpino giramos a la derecha por el camino de Becerril, adonde finalmente llegamos dando un rodeo pasando por Moralzarzal, que se nos quedaba la ruta un poco corta. No era lo planeado pero hemos tenido nuestra racioncita de senderos y su equivalente en diversión. Bueno, poco a poco.
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