Así que después de un mes de inactividad ciclista nos juntamos en la laguna del Campillo Jésus, Míguel, Pako y Puchi, con menos frío del esperado en una mañana especialmente luminosa y sin viento, aunque con el terreno mostrándonos las señales del copioso chaparrón de la noche anterior.
El resultado, una jornada de lo más completita y variada con subidas explosivas, caminos, pistas, senderos rápidos de bajada, cortafuegos, unas pocas piedras (sueltas y agarrás), plato grande y molinillo, barro hasta las orejas y pateo debido principalmente a errores del navegante -¡que le coorten la cabeza!-, 30km de auténtico rompepiernas y sólo llano al principio y al final.
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