domingo, 28 de noviembre de 2010

De puente a puente ...



... y tiro porque me lleva la corriente. Y entre medias una ruta pistera y senderil que nos ha sorprendido muy gratamente.
Salimos a eso de las 9:00 por el Puente de Arganda, una vez que Miguel hubo finalizado su lección magistral (aunque fallida) sobre cómo calzarse unos cubrebotas. Curioso el sendero a este lado del Jarama, alfombrado de hojas y tan estrecho por momentos, que alguno acabó subiéndose por los árboles (ja, ja).
Dejamos las últimas construcciones de Arganda y afrontamos la larga subida hacia Campo Real por el arroyo de Valdembrillo, bonito y entretenido sendero sin gran desnivel por el cauce seco del arroyo.
De Campo Real hacia Pozuelo del Rey por el Barranco de La Mora, una especie de desfiladero en miniatura que por un momento nos hizo imaginar que huíamos de los indios a lomos de gráciles corceles allá en el far west.


Salimos de Pozuelo en busca del Barranco de la Fuentecilla, una bajada rápida, primero pedregosa y luego más amigable, que nos deposita en ¿Loeches?, no hijo no, en Torres de la Alameda, dónde hacemos parada y fonda.

Después de Torres vienen las barranqueras más entretenidas de la ruta, con subidas cortas con el toque justo de dificultad y bajadas igualmente disfrutonas, muy reviradas pero técnicamente asequibles.

Y, ahora sí, en Loeches, terreno favorable por la pista de las Hiruelas hasta la pared de los cortados del Piúl, donde encontramos un caramelo al que no nos pudimos resistir. ¡Qué rico!
Y si empezábamos esta ruta por un puente, la acabamos también por otro, el del tren de Arganda, que pita ... pero no anda.


El resto de fotos y el track:


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domingo, 21 de noviembre de 2010

Con La Marañosa hemos topado

Estamos indecisos: ¿barro o no barro? Del sustantivo, que del verbo ya lo hacemos todos en casa de alguna manera u otra (¿Os suena lo del bonobici?). Al final, Nano nos ayuda a tomar la decisión.

Tras un ligero problema con la sincronización de los relojes iniciamos esta misión cuyo objetivo es llegar lo más lejos posible, es decir, hasta que el cue..., digooo, Nano aguante. Y es que es duro retomar la actividad ciclista así de sopetón, despues de tantos meses sin montar (en bici, se entiende).
Tomamos el carril en Valdebernardo hacia el Manzanares, tranquilamente, sin forzar. Debemos encontrarnos con Javi en Perales, como siempre que hacemos este recorrido. Pero justo debajo de la A4 nos topamos con el dueño de la bici de la foto en un trance en el que ningún ciclista querría verse, al menos de protagonista. Según nos acercamos a la escena somos testigos de la indiferencia de algunos ante una situación de emergencia; llamamos al Samur y, como suele ocurrir en estos casos, cuando llegan el buen hombre está como una rosa.

Javi ha decidido venir a nuestro encuentro, y ya todo el grupo junto, continuamos hacia la Marañosa. Tras coronar la tachuela, media vuelta, que las piernas de Nano se han amotinado y no hay forma humana de que den una pedalada más. A la altura de Mercamadrid, tomamos lo que queda de la carretera de Villaverde a Vallecas, intentando que la subida hasta Vicálvaro se haga más llevadera.
Pero al final, lo que te ahorras en cuestas lo pierdes en estrés. Y es que no estamos acostumbrados a rodar entre los tubos de escape.
P.D.: Parece que el Gps de Puchi está más p'allá que p'acá, porque el desnivel acumulado y el IBP que salen en el gráfico no se los cree nadie ...


domingo, 7 de noviembre de 2010

Rivas - El Pingarrón

Esta ruta marcará un antes y un después en la historia pepedalera. Y no por la novedad del recorrido: los barrancos de la orilla izquierda del Jarama en el Parque Regional del Sureste.

Tampoco por lo abultado del grupo reunido para esta ocasión, que no se pueden contar con los dedos de una mano. Ni por los pinchazos de Miguel, que ya sabemos todos que lo hace a propósito y de forma totalmente altruista para evitarnos a los demás el mal trago. Ni siquiera por los despistes "jipieseros" de Puchi, al que cada vez le cuesta más llevar un ojo en el aparato y otro en el camino.

Tampoco será recordada esta salida por los sensacionales aromas con que nos regaló el campo. Ni por la impresionante bajada del arroyo de la Zorra que se marcó Javi Sotoca y por la no menos impresionante salida por cuernos de Jesus en esa misma bajada y la posterior rajada del resto del grupo. Ni por ese rampón de la cuesta del Pingarrón, suelto y pedregoso a más no poder, que nos hizo poner pie a tierra a todos, eso sí a unos antes y a otros después.

También echaremos en el olvido los surcos que abrimos en los olivares con nuestras cubiertas toda vez que el arado mecánico había desdibujado la senda que marcaba el track. Y la cantidad de veces que tuvimos que cargar con la bici para sortear las zanjas-trampa que evitan el paso de vehículos de tracción mecánica (bueno, en realidad de cualquier tipo de tracción) por estos caminos de Dios.

Tampoco recordaremos la fea caída de Javi Sotoca por culpa de unas ramas sin duda asesinas, afortunadamente sin consecuencias, ni el anuncio de éste de su inminente partenidad (¡felicidades!). Ni por las risas ni por la buena charleta que llevamos durante toda la ruta. No, por nada de esto recordaremos esta salida.

Este día será recordado por Alfonso (al que veis en el centro de la foto), por ser la primera persona ajena al grupo (ni familiar, ni amigo, ni compañero de trabajo, ...) que ha declarado seguir nuestro blog.

Compañeros pepedaleros: ¡hay vida al otro lado del LCD!



Aquí el resto de fotos.

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lunes, 1 de noviembre de 2010

Subida por el canal bajo y bajada por el canal alto

Este fin de semana hemos tenido que retrasar la salida al lunes debido a los chaparrones del sábado y el domingo. Además, suponiendo que los caminos y senderos estarían anegados, no nos ha quedado más remedio que 'pistear'. Y para ello nada más apropiado que las vías semiasfaltadas que el Canal de Isabel II tiene para el mantenimiento de sus conducciones de agua en los alrededores de San Agustín de Guadalix.



Repetimos esta ruta que se inicia en Tres Cantos, bordeando la tapia del Soto de Viñuelas y tras pasar la depuradora, después de un repecho para entrar en calor, enseguida encontramos la pista del canal bajo. El campo está que se sale, resistiendo con su verdor a los embates de un otoño que quiere pero no puede.
Y qué decir de la fauna. Durante el recorrido avistamos numerosos grupos de "cazadores-recolectores" armados con sus habituales instrumentos de faena (escopetas aquéllos, cestas éstos), afanándose en el desempeño de los roles que la sabia madre naturaleza les ha otorgado tras miles de años de evolución.
Bueno, en cuanto al recorrido, es el típico rompepiernas con subidas y bajadas cortas sin solución de continuidad, que a poco que quieras mantener un ritmo aceptable te exige un plus de esfuerzo que te va quemando sin apenas darte cuenta.
Ya por el canal alto, los acueductos dan paso a los viaductos (del AVE) y nosotros encontramos el carril bici que nos conduce de nuevo a Tres Cantos en un ligero descenso, aunque con el viento de costado.
Un beso.

Y el track: