Me levanto y veo sol; y no sólo encima, sino todo alrededor. Apenas hay nubes en el horizonte. Una oportunidad así no se puede dejar escapar, pero como estoy sólo, no es plan de marcarse una gran ruta. Salgo de casa camino de Faunia y decido meterme por detrás de la tapia: gran error. El barrizal es tremendo y hay que hacer campo a través para evitarlo.
El carril está bastante concurrido (típica mañana soleada de domingo), pero nada comparado con el parque Juan Carlos I. ¡Si es que la gente estaba deseando salir de casa! Allí me entretengo subiendo y bajando las distintas pirámides que albergan curiosas estatuas y en la del "donut" me hago el par de fotos que veis.
Y no hay para más. Abandono el parque sorteando "cienes y cienes" de paseantes y enfilo para casa, eso sí con el aire de cara, como no podía ser de otra forma.