domingo, 21 de abril de 2013

La Cruz de Abantos

A las nueve en punto hacíamos entrada en el aparcamiento de La Herrería. Cinco bikers, cinco (a saber: Sergio, Pako, Míguel, Jesus y Puchi) dispuestos a lidiar con el monte de Abantos, paraje éste de lo más serio de la sierra madrileña.

Comenzamos subiendo, hacia el Monasterio, para callejear luego en busca de la presa del embalse del Romeral. Un poco más arriba se deja el asfalto y tras tomar aire por el Cordel del Valle, afrontamos la técnica subida por las famosas zetas hasta el área recreativa de Los Llanillos.

Enseguida llegamos a la pista principal de subida al Puerto de Malagón, muy concurrido ya por bikers y coches (¡pero cómo pueden subir coches con la de socavones que hay!). Desde aquí la cosa suaviza un tanto, hasta la trialera que da acceso al pico de Abantos, una torrentera de 600m con una pendiente del 15% aderezada con unos cuantos piedros para ponérnoslo un poquito más difícil.


Y arriba la recompensa...


Seguimos hasta el Refugio de la Naranjera por una serie de exigentes toboganes tanto por las subidas como por las bajadas, y de ahí a la Fuente de las Negras por un rapidísimo sendero (aunque hay que patear los primeros metros). Tras reponer agua (¡qué rica!) toca subir otra vez hasta el límite provincial, pero desde aquí hasta los coches es todo, todo cuesta abajo.

La archiconocida trialera de Los Vascos se puede dividir en tres zonas. Hasta el tercer punto de contacto con la carretera, en una especie de presentación, discurre con fuertes pendientes y algunas piedras que te dejan a la expectativa.

El segundo acto, hasta el Arboreto de Ceballos, es espectacular. La pendiente sigue siendo la protagonista pero ayudada por otros personajes importantes como el agua, el barro, los pedrolos y las raíces, todos en su justa medida, que ponen el listón un pelín alto pero, con decisión y dejando que la máquina haga su trabajo, gratamente superable (¡subidón, subidón!).

El desenlace, sin embargo, no estuvo a la altura del resto de la obra. Por un error del navegante (¡ay, ay, ay, no advirtió un desvío a la izquierda que prometía más disfrute y diversión!) nos vimos inmersos en un río de piedra suelta, de esa que no aporta nada y que además se cobró dos feas caídas afortunadamente saldadas con unos pocos rasguños y contusiones.

En resumen, ruta completísima de auténtico MTB.

Muchas más fotos pinchando aquí.

Y el track:

domingo, 14 de abril de 2013

La Pedriza, con subida fallida a La Nava

Día grande. De todo hubo, en cantidad y en calidad. Sol -por fin- y calor. Gente -en bici, andando, corriendo-, y todos contentos, sufriendo pero contentos. Una subida larga y dura donde las haya, sólo interrumpida por la nieve a falta de 3km para coronar La Nava.

El paisaje, sin palabras. Los ojos duelen cuando miras hacia el blanco de las cumbres, pero se relajan cuando bajas la vista hacia las verdes praderas del valle. Y agua, pero en su sitio. Todos los arroyos suenan y el Manzanares atruena.

No tiene perdón perderse un día y un lugar así.