Y luego el viento. De cara a la ida, al menos a la vuelta nos ayudará -pensábamos-. ¡Pues no! De cara también. Cuando ya creíamos que nos librábamos, a la altura de Perales nos cayó el chaparrón. Importante. En Villaverde, sol, mucho sol (?). Y en Palomeras nos cayó la segunda. Como llovía sobre (nuestro cuerpo) mojado, el agua no era problema, pero sí el frío, porque ya no había más calor que perder. ¡Congelaítos llegamos, oiga usté!
Hoy ni track, ni fotos, ni ná de ná, pero para los curiosos, el recorrido que hicimos fué exactamente este.
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