Pero, ¡juas, juas! La falta de costumbre se nota, y a la altura del Campo de las Naciones empiezo a "sentir" las piernas. Luego por la zona de Las Rosas cada repechín me cuesta un mundo y me veo obligado a quitar el plato grande para no castigar en exceso a mis ya acalambradas piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario