domingo, 15 de mayo de 2011

Circular por la sierra de La Cabrera

Siempre que decimos, tras finalizar una ruta, que ha sido la más alucinante que hemos hecho hasta el momento, aparece otra mejor. Es lo que tiene la sierra de Madrid; hay dónde escoger, para dar y tomar, ¡y nos quedan aún un montón por descubrir, por suerte! Hoy toca la sierra de La Cabrera, inédita para nosotros, con un track que parece ser de lo más representativo de la zona.
Será por la emoción, o será porque será, pero no empezamos con buen pié. Entre ¡uy, que por aquí no es!, senderos engullidos por la espesa vegetación, tornillos huidizos, ruedas fofas y olvidos varios, a los 4 kilómetros, superado ya el convento de San Antonio, nos vemos obligados a regresar al coche para poner un poco de orden en medio del caos. Tras la salida falsa, enfilamos directamente hacia el Pico de la Miel, salpicado ya de motas de colores en su particular procesión vertical.
La zona de El Espaldar es un continuo sube y baja con rampas duras, más aún por lo blando del terreno que nos hace perder tracción con mucha facilidad. Lo más duro está antes de alcanzar la Cañada Real Segoviana; a partir de aquí la pendiente se suaviza (pero aparecen las piedras) hasta coronar el puerto del Medio Celemín, famoso en el mundo entero.
Paramos un momento en el collado para reponer fuerzas. El cielo está despejado y el sol en todo lo alto, pero calor, lo que se dice calor, no se nota. Algunos bikers y grupos de senderistas remontan lo que nosotros nos disponemos a bajar, escoltados por el gran Mondalindo.
La Cañada nos deja en Bustarviejo y aquí la "cosa" cambia: a poco de abandonar el pueblo, ¡SUPERTRIALERÓN QUE TE CAGAS! (Lástima de foto en la gran losa, habrá que volver).


En las inmediaciones de Valdemanco tenemos el momento surrealista de la jornada: 150 metros de camino con dos palmos de agua. Sopesamos la situación y decidimos pasar descalzos puesto que no hemos traído calcetines de repuesto. A pesar del agua congelada, afortunadamente el fondo es lodoso y, más afortunadamente aún, no hemos visto vacas por la zona, ¡aaaaggg!
Seguimos por bonitos senderos, entre piedras y monte bajo, sin otra dificultad que el agua estancada en puntos concretos que superamos ya sin bajarnos de la bici. Llegamos a la carretera que en apenas un kilómetro nos deja en el coche, cerrando así el círculo de esta estupenda jornada de MTB.

Todas las fotos aquí...

Y el track:

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