Tiene que llover, tiene que llover, y tiene que llover. Que sí, que el campo está seco, pero los atracones no son buenos para nadie. Y tanto llovió que el terreno no ha sido capaz de digerir tanta agua. Así que, ¡todos al carril! Todos, todos. Los
flacos y los
gordos. Aquéllo parecía una marcha (des)organizada.
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Pako, Míguel, Javi, Jesus y Puchi |
Y en el
chiringo de San Martín apenas si pudimos amontonar las bicis contra un árbol mientras tomábamos el refrigerio. Con todo, la jornada mereció la pena, no sólo por lo ciclista sino porque ¡salimos todos juntos otra vez!
Claro que mereció la pena, sobre todo por ver el poderío del "jefe Puchi".
ResponderEliminarSigue así jefe.
Javi
Atención a la faena de Puchi, tanto subiendo como bajando, midió, templó, apretó y remató; todo en su tiempo y su justa medida, lección de fuerza y experiencia. Si señor.
ResponderEliminarSalu2.