domingo, 17 de febrero de 2013

Los Camorchones y el Cordel de Valdemilanos

Otro domingo más y seguimos con restricciones horarias. Para no echar toda la mañana habíamos preparado una vuelta por la dehesa de Navalvillar saliendo desde Tres Cantos: 40km, la mitad de ellos por el carril. A las 9 y pico estamos ya en el aparcamiento de la estación de Tres Cantos, en la que unos operarios de limpieza se afanan por eliminar las huellas del botellón de la noche anterior, sorteando las bicicletas de montones de bikers que, al igual que nosotros, se preparan para el inicio de sus rutas.

Cuando apenas llevamos tres kilómetros percibimos que algo no va bien. Paco se queda. Bien es cierto que el carril hasta Colmenar pica para arriba pero... Cuando lo abandonamos a la altura de la pista del canal del Atazar parece muy cansado, jadea como... como... Menos mal que viene un tramito de bajada. Sin embargo, cuando la pista se pone otra vez apuntando al cielo primero Jesus y luego Míguel le tienen que relevar.

La verdad es que hay una razón para todo esto. Y tiene nombre y apellidos, y unas curvas que quitan el hipo. La Rayon de Paco está en el taller, por aquella avería tan extraña, y para esta salida ha decidido estrenar su nueva adquisición: la Specialized DEMO.
Lo primero que hay que decir de esta máquina es que tiene las tres B: bonita, bonita y bonita (lo de buena, se le supone y lo de barata..., mejor miramos para otro lado). Lo segundo es que es una bici de descenso y, claro, ver a Paco de esta guisa por el carril de Colmenar...
...pues como que llama un poquito la atención. En llano, pedalear es un dolor, porque vas sentado muy bajo. Y subiendo la cosa no mejora, aparte de que le faltan por lo menos 10 velocidades (sólo tiene un plato). Pero cuando el terreno se pone para abajo... la cosa cambia radicalmente y empieza a cobrar sentido esa extraña geometría del todo p'atrás.

En las bajadas, cuando la bici se inclina tu cuerpo se retrasa de forma natural, sin que lo tengas que pensar, adoptando la postura ideal automáticamente. No había más que ver cómo bajaba Paco la trialera de Los Camorchones, parecía que flotaba sobre las piedras... Luego en el cordel de Valdemilanos, nos entretuvimos probando pasos pedroleros: ¡que suspensión, se lo traga todo-todo!


Y de vuelta, a sufrir otra vez... Más fotos aquí.


3 comentarios:

  1. Pero que ganas de pillarla otra vez, cada vez que paso por el pasillo me mira la Demo con una carita... quiere guerra y yo también, ya me ha enganchado dos veces con el manillar, como provocando; "¡¡eh que estoy aquí!!".
    Pero bueno tendremos que esperar al finde... Lo que ella no sabe (y no se lo digáis) es que solo la quiero para bajar... para subir ya tengo a otras... esto de ser un promiscuo de la bicicleta.

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  2. El otro problema que tienes, es que como la has dejado ir con otros, a lo mejor te deja en la estacada y la gusta otro.
    Muy wapa.
    Javi

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  3. Jajaja! No lo habia pensado la verdad. Si ya lo dicen por ahi: la mujer, la escopeta y la bicicleta solo los monta uno.
    A ver si para la proxima salida te apuntas y te la dejo en una bajada. Aunque lleves tiempo sin hacer trialeras creeme que te reencontraras con tu lado oscuro de la fuerza ;-)

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