Aunque las previsiones metoerológicas no eran favorables, nadie dijo nada de no salir. Bueno sí. Nos costó un poco convencer a Javi, pero al final se animó, y seguro, seguro que no se arrepintió. Si bien es cierto que durante la primera hora no paró de chispear, tan poca agua caía que ni siquiera hizo falta ponerse el chubasquero. Luego ya, ¡ná de ná!
El caso es que aguantó perfectamente en las subidas y en las bajadas costaba seguirle la rueda, sin duda favorecido por la menor resistencia a la rodadura. Pero no nos engañemos, que la bici no anda sola por muy estilizada que sea, y hay que dar pedales. El estado de forma de Javi es muchísimo mejor que la última vez que coincidimos. ¿Querrá esto decir que se acerca la reincorporación del miembro más antiguo del grupo?
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Mucho cachondeo con la forma de la porra |
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