Iniciamos la ruta del modo habitual, subiendo hacia Los Gigantes por la pista, algo más rota que en otras ocasiones. Ya arriba, el recorrido por la arista ha cambiado: parece ser que al propietario de la finca no le agradan los caminantes, corredores y ciclistas y ha convertido el sendero en una carrera de obstáculos, con sus alambradas, zanjas y montículos de tierra.
Llegamos al Portillo de Anchuelo y giramos a la izquierda para adentrarnos en el encajonado sendero que desciende paraleleo al Camino de la Barca y enlaza con el de Los Lagartos. Sin embargo, no hacemos éste hasta el final y a la mitad del barranco giramos bruscamente a la derecha por un fuerte repechón que nos obliga a meter el molinillo. En esta maniobra Míguel sufre un "chupado de cadena" que nos tiene un buen rato entretenidos.
Son 750m pero con una pendiente sostenida mínima del 15%. Jesus se la hace del tirón; los demás necesitamos parar a mitad de la subida a recuperar el resuello, pero también lo conseguimos. En el cerro las vistas son espectaculares. Observamos el sendero de bajada que teníamos previsto y ... ¡ni de coña! Así que bajamos por dónde subimos, pero ahora no zigzagueamos, por lo que resulta una pendiente de casi el -30%.
Deshacemos lo andado y nos disponemos a disfrutar del sendero de Los Lagartos en su totalidad. Está impecable, más "rodado" que otras veces, y permite ir muy deprisa, aunque tienes que dejar siempre un punto pues es muy habitual encontrarse gente a contramano tras alguna de sus innumerables curvas ciegas. Se supone que deberíamos haber hecho un par de subidas más para disfrutar de otros tantos senderos, pero los pocos kilómetros realizados nos han llenado tanto que no necesitamos más. ¡A casa prontito a cargar el bonobici!
Y ahora el análisis del recorrido:
PEPEDAL - 20120212 - ecce homo |
No hay comentarios:
Publicar un comentario