tercera etapa de los descerebrados

Comenzamos la tercera etapa en la Portela de Valcarce y como ibamos a pasar por Ambasmestas, decidimos desayunar allí, ya que el día anterior cenamos muy bien. Llegamos y estaba cerrado pero el muchacho muy amable nos reconoció y abrió para poder desayunar y coger fuerzas, porque a partir de ahí empezamos a subir al O'Cebreiro (por cierto al comenzar el día volvimos a ver a unos portugueses que pasamos el día anterior, al entrar en la Faba, aunque ya fue la última vez).

La subida fue larga pero constante, a ritmo, tuvimos un par de dudas en el camino pero enseguida orientamos nuestras ruedas, llegamos arriba y sellamos en la Iglesia, el paisaje es alucinante, tomamos un refrigerio y a seguir dando pedales, nos encaminamos al puerto de San Roque, otra subidita, más corta pero intensa, aquí hubo piques varios, creo que la peli es como sigue: un grupo se nos acerca al comienzo de la subida, uno de ellos nos pasó, parecía que se comía la cuesta, Puchi le cogió la rueda, Miguel iba tras ellos y Jesús y Javi un poco más atrás; hacia la mitad de la subida Puchi pasa al "comedor de cuestas" que no consigue seguirle la rueda, a Javi le quiere pasar otro del grupo, imposible, sacó la mirada del tigre, bajó dos piñones, se pusó de pie y con dos co... le sacó de rueda; simultáneamente, viendo que Puchi distanciaba al "comedor", Jesús decide tirar fuerte y redondear la faena, coge al "comedor" y le pega una pasada, me encanta, esto desmoraliza al más pintado. Con los descerebrados no se juega.

Pasamos San Roque y acabamos de subir do Poio 1.335 metritos de nada, sin más novedades nos encaminamos a Portomarín. Después de unos kilometros de bajada nos metemos ya en el camino original dejando el asfalto, estos kilometros de bajada por el camino acaban con las pastillas de freno.

Paramos a comer en Samos un bonito pueblo con un gran Monasterio. Comemos en la taberna o'Gayo, muy bien y nos guardan las bicis. Seguimos ruta por camino y en los sitios menos insospechados, te encuentras una máquina de Coca-Cola (que por cierto,viene muy bien, fresquitaaaaaa!!!!!!!).

LLegamos a Sarria a sellar en el albergue y nos dice el paisano de turno que por la hora que era si teniamos pensado llegar a Portomarín, que llegariamos de noche, total que a mitad de camino decidimos llamar para reservar el alojamiento, (el paisaje es alucinante y los kilómetros van pesando, en alguna aldea preguntamos cómo es el terreno que nos vamos a encontrar y nos dicen que hay alguna subidiña, pero cosa de poco, en fin, descubrimos que los kilómetros en Galicia tienen 1.200 metros y las subidiñas las "suben" por lo menos con todoterrenos. Llegamos al hotel, estiramos un ratito (de los mejores momentos del día, hay que ver los ruiditos que uno hace cuando estira y los músculos te duelen) ducha, paseo y cena, hay que recuperar fuerzas; por supuesto que no falten unas Estrellas de Galicia. Nos falta la última jornada, estamos decididos a llegar a Santiago el sábado Todo se andará.
I do.